María lleva años siendo infiel a su marido.

Recuerdo la voz de la presentadora del telediario, recuerdo el tintineo del fluorescente de la cocina, y el tic tac del reloj, había un fuerte olor a aceite frito de las croquetas con jamón que cenaba aquel día. La cara dulce de mi madre estaba pálida, consumida y las ojeras enmarcaban sus ojos. Estaba nerviosa, ahora lo sé. Mientras saboreaba la cena, se oyó la puerta abriéndose, unos pasos por el pasillo, mi padre llegó y se sentó a la mesa pero no había plato para él esa noche, tras mirarse, salieron de la cocina y cerraron la puerta. Silencio. Tras unos minutos en los que me sentía confuso, el estómago se me contrajo y comencé a oír gritos, sin saber muy bien porqué rompí a llorar. Escuche un portazo y no volví a ver a mamá.

Underground

Un ejercicio mal hecho para guión.

La discoteca es un garito de mala muerte. Underground. Chorros de luz que se mueven nacen de todas partes. La música es dura.
Miguel ya está borracho y se acerca a todas las chicas que ve. Apesta, da pena.
Entra  Susana en la discoteca del brazo de un tipo alto, es guapo.  Miguel la ve, duda entre saludarla o no, al final se decide, y cuando se está acercando a ella, Susana le da la espalda y empieza a besar al otro tipo.
Miguel se detiene y baja la mirada, tras un par de segundos levanta la cabeza, está furioso, se impulsa y agarra a Susana por un brazo.
“¡Golfa!”  la zarandea y le da un tortazo,  Susana gime e intenta zafarse, una silla pasa rozando la cabeza de Miguel,  suelta a Susana y se topa con el tipo, sin mediar palabra este le empuja, Miguel le da un puñetazo, el otro es más grande que él, le devuelve el puñetazo y lo tira al suelo. Miguel alcanza una botella, y la rompe contra el suelo, se levanta y la clava en la cara de su adversario, la gente intenta separarlos y al poco rato llega la policía y se los lleva a los dos.

En la barra, Bea está sola, con una copa en la mano, gira la cabeza, su mirada encuentra a Patri y Alex besándose en una columna. Bea suspira. Mira hacia otro lado y allí están Sofía y Rocío bailando como locas, se besan, se soban. Bea resopla, se da la vuelta y mira hacía la barra. Llega Carlos, se sienta al lado de Bea. “¿Qué tal la noche?”, Bea está a punto de abrir la boca, cuando un chico coge la mano de Carlos y se lo lleva. Ambos ríen.

A lo lejos ve a Sandra acercándose hacia ella con una gran sonrisa. Bea pone cara de disgusto,  disimuladamente se va de la barra y se pierde entre la multitud. Sale de la discoteca, se apoya en la pared y suspira con alivio. “¿De quién te escapas?” Patri se está fumando un cigarrillo, está sentada en el suelo, Bea se sienta a su lado. “Sandra.” “¿Por qué no le das una oportunidad? Es buena chica.” “No me gusta, ni por dentro, ni por fuera.”

Se quedan en silencio, Patri le ofrece un cigarro a Bea, esta se lo enciende, Patri le pasa el brazo por la espalda y Pilar se acomoda, da una calada al cigarro y lo tira. Patricia termina el suyo y lo apaga. Se abrazan más fuerte, Patri cierra los ojos. Bea la mira con ternura, le coge la cara y la besa, de golpe, Patri abre los ojos, se aparta y le da un tortazo. “¿Eres idiota o qué?” Bea no contesta, baja la mirada se abraza las rodillas y empieza a llorar. “Alguien podría haberlo visto. Además tú y yo somos amigas, nada más, lo que pasó fue un error, yo no soy ninguna lesbiana, ¿qué pensaría Alex si nos viera?” Bea levanta la cabeza, las lágrimas recorren su cara. “Lo siento.” Sale Alex saluda a su novia con un beso, no se da cuenta de la situación, ni siquiera repara en Bea. Se van.

Se vuelve a abrir la puerta, esta vez sale Susana, también llora, mira a Bea, se sienta a su lado. No hablan, sólo lloran. 

Ella le hizo daño.

Le hizo daño, ella le hizo daño. Típica historia. Chico conoce chica, se enamoran, y zas! ella le hace daño. Se va con otro, se muere, tiene miedo al compromiso, nunca le quiso. Es necesario para que haya historia. Otra vez ella le hizo daño.
Ya estaba harto, él la dejó. Violencia. No lo quiero saber.
Ahora ella se arrepiente, se aferra a lo poco que queda, y lo intenta, está borracha. Droga. No puede ver.
Él. No quiere verla.
Está arrepentida. Llora.
Mierda.
Pero él, él ya no quiere verla.
No hay poesía, no es amor. No es guerra.
Es tópico, es típico.
Lo voy a matar.
La voy a besar.
Última oportunidad.
La toma. La deja. La caga.
Ella le ha hecho daño. Otra vez.

Escribir.

El profesor de guión nos ha dicho que tenemos que escribir tooodos los santos días, como dijo que el twitter no valía, pues habrá que escribir en el blog.

Por cierto ayer me fui al festival de cortos ADN de mi Universidad. El premio de honor se lo daban a Nacho Vigalondo, y yo quería hacerme una foto con él, le vi llegar cuando todavía no había cruzado la calle, pero me dió verguenza decirle algo, así que entró en el tearo, me puse muyu nerviosa y entre en el teatro aunque no tenía permiso, pero se me volvió a escapar, al final empezó a enrar todo el mundo y yo me quedé esperando en la calle, al final apareció, me acerque, y le pedí una foto, fue muy agradable, pero yo no dijenada con acierto, entonces llegó mi amigo Dani y empezó a hacerle la pelota con el twitter y tal, así que me fui, muy contenta por haber habaldo con él, y sintiendome un poco idiota, por no haber dicho nada inteligente...

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